SOBRE
EL LIBRE ALBEDRÍO, EL DETERMINISMO CIENTÍFICO Y OTROS ASUNTOS.
08 de noviembre de 2015
Una conversación mantenida recientemente con un vecino de la urbanización donde vivo me ha hecho pensar sobre estos temas y ha sido determinante para preparar y editar en mi blog este artículo.
Es fundamento de la ciencia, que toda la materia y energía que existe en el universo depende en todo momento de las leyes universales de la física que son las que dirigen el funcionamiento y la evolución de todo lo que existe y ésto es así, tanto a nivel cósmico como a nivel subatómico.
Una conversación mantenida recientemente con un vecino de la urbanización donde vivo me ha hecho pensar sobre estos temas y ha sido determinante para preparar y editar en mi blog este artículo.
Es fundamento de la ciencia, que toda la materia y energía que existe en el universo depende en todo momento de las leyes universales de la física que son las que dirigen el funcionamiento y la evolución de todo lo que existe y ésto es así, tanto a nivel cósmico como a nivel subatómico.
Aunque creemos que
podemos elegir entre las diferentes opciones que se nos presentan;
los conocimientos biológicos que existen sobre las bases moleculares
nos demuestran que los procesos biológicos que determinan nuestra
elección están regidos por las leyes de la física y la química,
de la misma manera que están determinadas las órbitas planetarias,
el funcionamiento y evolución de la vida vegetal y animal o los
cambios existentes a cualquier nivel.
Las personas como seres humanos,
cada uno de nosotros, somos el resultado, como decía Ortega y
Gasset, del “yo y las circunstancias”; es decir, nacemos
con nuestra herencia biológica determinada por nuestros genes en el ADN y eso
fija cual es nuestro carácter; osea, si somos susceptibles de actuar
violentamente o con pasividad, si nos mostramos habitualmente
hiperactivos o tranquilos, si nuestro coeficiente intelectual es
característico de personas inteligentes o torpes, etc.
Igualmente, las circunstancias nos influyen de una manera
determinante. No es lo mismo haber nacido en época prehistórica,
que en la edad media, o en la época actual. Y en el caso de haber
nacido en el siglo XX ó XXI, no es lo mismo nacer en Israel que en
Palestina, o en Noruega que en una tribu de “yanomamis” a orillas
del Amazonas, porque las influencias sociales y culturales son muy
diferentes. Las amistades, la gente que nos rodea, cualquier
vivencia que tengamos, los conocimientos científicos, filosóficos,
o religiosos, etc., todo nos influye y nos determina de alguna
manera.
Tengamos en cuenta, que las
percepciones recibidas a través de los sentidos se elaboran e
interpretan en nuestro cerebro hasta formarnos una realidad o modelo
del mundo, a lo cual denominamos paradigma.
El mundo se puede ver de
diferentes formas, dependiendo del lugar desde donde se observe.
Imaginemos una pecera de
cristal, de forma ovalada, donde en su interior vive un pequeño pez.
¿Cómo verá el mundo este animalito?, verá que vive solo en el
interior de la pecera y observará el mundo exterior tergiversado por
la curvatura del cristal que envuelve el lugar donde vive. Para
analizar el conocimiento, desde la filosofía, se distinguirá el
“objeto” y el “sujeto”. Según Inmanuel Kant (destacado
filósofo de la Ilustración), es el sujeto el que hace en su mente
la percepción del objeto.
Nosotros, los humanos, vivimos
en éste universo, divisándolo como un mundo cuatridimensional
percibido a través de nuestros sentidos y limitado en un formato
espacio-temporal.
Sin embargo, según una de las
últimas teorías procedente de la evolución de la teoría del todo,
que es la “Teoría M”, surgida de la Teoría de Cuerdas y
Sepercuerdas, el universo tiene 11 dimensiones. El tiempo está
formado por una sucesión continua de instantes. Podemos imaginar que
viéndolo desde una posición que tenga 5 ó más dimensiones, el
tiempo puede percibirse como una película o sucesión de fotos, cada
una de estas fotos equivale a un instante del tiempo. El espacio es
tridimensional y lo percibimos en 3D. El espacio-tiempo es como una
línea de unas dimensiones enormes e inimaginables en forma curvada,
que puede que sea infinita y tal vez cerrada.
La vida de cada uno de nosotros
es muy corta y está formada por un número muy limitado de fotos de
esa larguísima película que forma la historia del universo. Igual
que nuestras dimensiones espaciales, es decir, nuestro tamaño
(largo, alto y ancho) son insignificantes si lo comparamos con las
dimensiones del Cosmo.
Hay que tener en cuenta, que el
Universo donde estamos ubicados, está formado por cientos de miles
de millones de constelaciones y que cada constelación posee ciento
de miles de millones de estrellas. A lo que hay que añadir que cada
estrella puede albergar un puñado de planetas y éstos últimos
otros tantos satélites.
Así que el Universo puede tener
entre (1 a 100 por 10 elevado a 22) planetas o satélites (algo así
como 1.000.000.000.000.000.000.000.000 planetas o satélites), que es
una enorme cantidad de astros pululando por el espacio
intergaláctico.
Mucho más insignificantes somos
si nos comparamos con el Multiverso (o Universos Paralelos).
Dicho lo anterior, de esta
enorme cantidad de planetas o satélites que tal vez existan en
nuestro Universo, podemos deducir, matemáticamente hablando, que hay
una enorme probabilidad de que existan seres vivos y hasta seres
vivos con inteligencia como nosotros, en otros sistemas estelares o
en otras constelaciones ajenas a la nuestra, o incluso con
inteligencia más desarrollada que la de la especie humana.
Y que observando nuestro
Universo, desde otra dimensión superior, ésto lo podría hacer un
Demonio de Laplace, un ser imaginario que utilizan algunos
científicos para explicar cosas concretas (infórmense qué quiere
decir ésto, ya que no tengo tiempo para explicarlo), podríamos
darnos cuenta que la cuarta dimensión se vería toda completa.
Algo así, como si la película del tiempo la abriéramos y se
presentara estirada, fotograma tras fotograma, que es como la vería
ese supuesto Dios que usted imagina o ese supuesto Demonio de
Laplace, de tal manera que se observaran, todos los instantes del
tiempo y el espacio, a la misma vez.
De ésto se deduce, que el
“libre albedrío”, es una ilusión, que
tenemos los humanos al percibirla desde este mundo cuatridimensional
espacio-temporal en el que avanzamos por el tiempo, de foto en foto o
de instante en instante.
Ahora, situándonos en el lugar
de la moral, no quiere decir, que yo (o cualquier otro) como persona,
me desinterese por llevar una vida digna, ayudando a los demás y
tratando de construir un futuro o mundo mejor en el cual vivirán mis
descendientes o las generaciones futuras, porque actuando de esta
forma y si es la tendencia generalizada de todos los de mi generación
y otras venideras, veré que determinísticamente se está
produciendo un mejoramiento de la sociedad y por tanto de la
humanidad; aunque al final, todo tendrá su fin, porque el Sol
(nuestro planeta) se apagará, como todas las estrellas lo hacen; y
antes de eso, la vida en el planeta Tierra desaparecerá, con lo
cual, también la humanidad. Por supuesto, deseo que ésto último
tarde el mayor tiempo posible.
Para terminar, recordemos lo
dicho por Stephen Hawking a este respecto:
<<”Experimentos
recientes en neurociencia corroboran el punto de vista de que es
nuestro cerebro físico, siguiendo las leyes conocidas de la ciencia,
el que determina nuestras acciones, y no algún agente que exista
fuera de esas leyes. Si nuestro comportamiento está determinado por
las leyes físicas, de manera que parece que no somos más que
máquinas biológicas y que el libre albedrío es solo una ilusión.
Como resulta tan impracticable utilizar las leyes físicas
subyacentes para predecir el comportamiento humano, adoptamos lo que
se llama una teoría efectiva”>>.
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