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martes, 9 de octubre de 2012

COMENTARIO a la entrevista de Jordi Evole a Jürgen Donges en Salvados, un programa de La Sexta


Enlace para ver el programa de La Sexta:


Hay que tener en cuenta que Jürgen Donges es un economista alemán que preside un Consejo Económico para el gobierno germano; por lo tanto, es parte o partícipe de la toma de decisiones en la política económica de Angela Merkel y de su posición política. También asesoró a sus antecesores Helmut Kohl y Gerhard Schöder, según dice él mismo en la entrevista. Habla perfectamente el español, como hemos podido comprobar en el programa de La Sexta y es que nació en Sevilla donde vivió una parte de su vida, aunque es alemán de nacionalidad y de origen. Ideológicamente, desde el punto de vista económico, pertenece al ordoliberalismo o Escuela de Friburgo que es como el Neoliberalismo pero en versión europea y principalmente alemana; tiene un comportamiento algo más social que el neoliberalismo de la Escuela de Chicago de Milton Friedman que es el culpable, desde mi punto de vista, de la desregulación de los mercado y causante de la actual crisis financiera. Por supuesto está bastante alejado del liberalismo económico de la Escuela Austriaca que propugna el “anarcocapitalismo”.

En esta entrevista lo he visto muy suave, afectivo y comunicativo. En alguna otra entrevista lo he visto más crítico y agresivo; por ejemplo, en una que le hicieron en TeleMadrid, en el año 2009. Creo que se adapta a quien le hace la entrevista. Ahora bien, una de sus frases más demoledoras es cuando dice en la entrevista lo siguientre "Vosotros sois unos discípulos ejemplares"; si nosotros somos los discípulos ¿qué significa? ¿que ellos son los maestros? ¡vaya trato de tú a tú! ¡vaya respeto democrático!. ¿Así se cohesiona la Unión Europea?.

En cuanto a lo que dice, pues es cierto que hemos vivido durante 10 ó 15 años "por encima de nuestras posibilidades", creando una burbuja inmobiliaria, a sabiendas que la estábamos creando, porque desde el año 2002 los técnicos del Banco de España ya nos habían advertido de ello, y ahora se ha acabado la fiesta y nos toca sufrir las consecuencias. Tenemos una deuda total, entre privada y pública, (la Deuda Privada mucho mayor que la Pública, lo que pasa es que la deuda de los Bancos la quieren transformar en Pública) para que la paguemos entre todos, en vez de que la pague quien la ha creado, que ronda un 400 % del PIB y ésto creo que supondrá un período duro de entre 10 a 15 años o algo más de sufrimiento, con un nivel de vida bastante más bajo del que estábamos acostumbrados en la época de bonanza. Sin embargo, sigo pensando en contra de lo que ese señor nos quiso dar a entender que lo que Alemania impone a los países deudores de la periferia de Europa es lo mejor para todos. Será lo mejor para Alemania, para que sus Bancos recuperen lo prestado; pero, también es lo peor para los países deudores.

Hemos caído en una “Trampa de Deuda Deflacionaria” esto supone una reducción de la demanda hasta tal punto que produce deflación y ésto es lo peor que le puede ocurrir a un país, mucho peor que la inflación.

La inflación, que es una subida continua de los precios, si está más o menos controlada, se puede sobrellevar perfectamente y puede estar producida por una subida, por ejemplo, del petróleo, es decir, de los carburantes que influyen en el transporte y por tanto en los costes de los bienes y servicios de la economía real, también puede estar ocasionada por la subida de los impuestos que recaigan en esos bienes o servicios, como por ejemplo el IVA. Y por último, puede ser originada por una creación de dinero superior a la de la subida del PIB real, que es lo mismo que decir, que ha crecido más que lo que ha subido la economía. Esta creación de dinero puede estar ocasionada porque los Bancos conceden créditos a las empresas o a las familias o porque los Bancos reciben créditos de otros Bancos extranjeros o del Banco Central Europeo por lo que aumentan sus deudas.

Los gobiernos, para conocer los valores macroeconómicos utilizan, entre otros, el control del IPC (Indice de Precios al Consumo), pero este índice solo controla las variaciones de los precios de una serie de productos y servicios de consumo de primera necesidad, pero en ella no está incluida, por ejemplo, la subida de los precios de la vivienda; por eso, en la burbuja inmobiliaria los precios de la vivienda se duplicaron y triplicaron y sin embargo la inflación anduvo alrededor del 3 % anual nada más.

En la década de los años veinte del pasado siglo, tras la Primera Guerra Mundial, la inflación en Alemania se disparó de una manera exageradísima, lo que dejó un trauma enorme en la sociedad alemana. Este trauma, aún lo tienen en su subconciente social y su obsesión es evitar que les ocurra otro momento como aquél. Es comprensible que quieran evitar que les ocurra otra vez lo mismo pues recuerdan históricamente lo mucho que sufrieron.

Un grupo de estadistas con visión de futuro transformaron, en el pasado siglo, la Comunidad del Carbón y del Acero hasta convertirla en la Unión Europea, en esta transformación estuvieron presentes, principalmente, Alemania y Francia y poco a poco fue aumentando con otros Estados. En 1992 se firmó el Tratado de Maastricht y en 2002 se estableció como moneda única el Euro, así apareció el Eurosistema que pretendía disponer de una moneda fuerte que hiciera a sus Estados miembros más competitivos.

Con la Eurozona surgió un Ente compuesto por varios Estados con una moneda común fuerte y con el Banco Central Europeo como Banco Central, pero quedó con un defecto enorme que ahora impide que los países deudores de este grupo no tengan medios para defenderse de esta situación como tiene cualquier país en estas circunstancias. Esta carencia es la no disponibilidad de un Tesoro Público con la que pueda defenderse contra los efectos colaterales de la Deuda y la Deflación.

Como he dicho antes la Deflación es aún peor que la Inflación, porque se puede propagar o aumentar con más velocidad y hacer daño más rápidamente. Cuando la Demanda baja con respecto a la Oferta, los precios bajan y se produce desempleo y esto se retroalimenta produciendo más deflación y más desempleo, con cierre de empresas y disminución del PIB entrando en una recesión imparable que en el caso de España, como decía antes de ayer el periódico The Economist, nos puede llevar imparablemente a la “Espiral de la Muerte”.

La deflación hace que bajen los precios en el mercado de forma continua. Ante este efecto, los consumidores retienen sus compras dejándolas en suspenso para realizarlas más tarde cuando bajen los precios, causando con ello una bajada en la demanda, lo que hace que bajen, aún, más los precios y se produce más deflación. Es el efecto contrario al que produce la inflación.

Estamos, como ya he dicho, en una “Trampa de Deuda Deflacionaria”, que produce deflación y recesión con un alto porcentaje de paro y la demanda reduciéndose cada vez más. En esta situación, lo peor que se le puede hacer a la economía es hacer políticas fiscales con reducciones del Gasto Público y con subidas de impuestos como el IVA (de un 18 % a un 21 % y en algunos productos y servicios pasándolos del IVA Reducido al IVA General), como se ha hecho ahora.

Estas políticas fiscales producen más paro con lo que aumentan las prestaciones por desempleo, aumentando el Gasto Público. Y la subida del IVA ocasiona una reducción de la Demanda, que, en parte, no se refleja en un aumento de los ingresos del Estado, ya que las empresas, como estamos viendo en estos momentos, soportan el IVA como costes añadidos sin subir los precios y para contrarrestar esta subida de costes reducen sus plantillas produciendo más paro, por tanto, más prestaciones por desempleo y en definitiva más Gasto Público, sin llegar a cubrir los ingresos previstos.

Otro efecto negativo en el que estamos inmersos es que nos hemos metido en lo que los economistas llaman la “Paradoja de la Frugalidad”. Supone, en situaciones como la actual, que si hacemos crecer el ahorro, eso hace que, también, se reduzca la demanda, porque el dinero que se coloca para ahorrarlo no está disponible para el consumo, cuando éste es escaso, reduciendo la actividad económica y haciendo más difícil que se produzca ahorro futuro y sin ahorro no hay inversión. Además, ante el miedo, los ahorradores tienden a evadir capitales a paraísos fiscales. Ahora, en los países deudores de la Zona Euro, se están evadiendo capitales, una buena cantidad se han dirigido a Alemania. Concretamente desde Grecia, España e Italia, se han dirigido ahorros hacia Alemania.

Los países acreedores de Europa quieren recoger lo que han prestado a los países deudores, pero para conseguirlo deberían adoptar una actitud más inteligente facilitando a los deudores sus pagos en plazos más largos. Está claro que existen intereses enfrentados. El Eurosistema no es lo que al principio parecía: “un grupo de países que trataban de afrontar los problemas en común y repartían los beneficios en común.


Para terminar diré que si los países acreedores, especialmente Alemania, siguen por esas derivas, las condiciones adversas terminaran afectándoles a ellos también. Así, que aquí caben tres cosas; UNA, que cedan, facilitando el pago a los deudores, como ya he dicho; DOS, que Alemania salga del Euro, si tanto miedo le tiene a la inflación, facilitando las políticas de expansión a los deudores, con políticas monetarias expansionistas, dentro del Eurosistema, que a nosotros un poco de inflación no nos haría ningún daño, sino al revés, habría más dinero para que la actividad económica se animara y pasaríamos de deflación (muy negativo) a un poco de inflación (aceptable). Y TRES: En el peor de los casos, para nosotros los países deudores podríamos salir de la Euro Zona, si Alemania no se retira, y volver a nuestras antiguas monedas y nuestra independencia para hacer políticas monetarias que nos beneficie a través del Banco de España, como antes del año 2002 se hacía. Esta tercera opción nos beneficiaría de cara a las exportaciones, principalmente; pero en cambio, nos  haría más cara las importaciones, entre las que habría que incluir las de petróleo, hoy por hoy, muy necesarias.

Al final Jürgen Donges dice que lo que toca es "precariedad o paro"; sin embargo, las políticas que quieren que apliquemos es para conseguir "PRECARIEDAD Y PARO" y con esos dos ingredientes más se tardará en pagar la Deuda.

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